Estar embarazada por primera vez es una de las experiencias más intensas y emocionantes de la vida. Cada día es una aventura: una mezcla de sentimientos, una explosión de inseguridades, miedos, deseos… pero también un corazón lleno de amor con cada patadita y la alegría de saber que en unos meses tendré en brazos un pedacito de mí.
¡María Luisa ha sido todo eso para mí! No fue planeada, pero sí muy deseada. Y durante todo este proceso seguí trabajando como afiliada en el marketing digital.
Quiero compartir con ustedes, en este artículo, cómo han sido mis días, y algunas reflexiones sobre este trabajo que me ha brindado libertad, tranquilidad y autonomía —especialmente en un momento tan especial de mi vida.
Estar embarazada por primera vez y trabajar con marketing digital: mi experiencia como afiliada
Estar embarazada por primera vez es una de las experiencias más intensas y emocionantes de la vida. Cada día es una aventura: una mezcla de sentimientos, una explosión de inseguridades, miedos, deseos… pero también un corazón lleno de amor con cada patadita y la alegría de saber que en unos meses tendré en brazos un pedacito de mí.
¡María Luisa ha sido todo eso para mí! No fue planeada, pero sí muy deseada. Y durante todo este proceso seguí trabajando como afiliada en el marketing digital.
Quiero compartir con ustedes, en este artículo, cómo han sido mis días, y algunas reflexiones sobre este trabajo que me ha brindado libertad, tranquilidad y autonomía — especialmente en un momento tan especial de mi vida.
Yo y el Marketing Digital
Hasta noviembre de 2022, puedo decir que mi vida era muy “normal” (o al menos lo que la mayoría de la sociedad considera “normal”): me despertaba temprano, tomaba un café apresurada, me arreglaba y salía corriendo al trabajo, donde me quedaba hasta las 18 h. De regreso, siempre había mucho tráfico y, aunque llegaba muy cansada, intentaba mantener un estilo de vida saludable y me obligaba a ir al gimnasio.
Llegaba a casa a eso de las 18:40 y a las 19 h ya estaba entrenando. A las 20 h, preparaba la cena y el almuerzo del día siguiente, y me iba a dormir.
Vivía sintiéndome en una jaula por dos razones: trabajaba en una oficina cerrada, sin ventanas —puede que suene exagerado, pero pasar todo el día sin ver la luz del sol hace una gran diferencia en nuestra salud mental—. Me sentía atrapada. No veía propósito en esa forma de vida. Y lo otro era la rutina repetitiva: cada movimiento parecía calculado, cada paso predecible. Sentía que no tenía libertad.
Hoy, casi dos años y medio después, mi vida ha cambiado por completo.
Tengo el lujo de despertar sin despertador, tomar un café tranquila mientras hago videollamada con mi mamá (¡sí, le llamo todos los días mientras desayuno!). Voy al gimnasio a las 10 h —y aunque digan que ese es el horario de los «herederos», les aseguro que están equivocados: entreno junto a empresarios, emprendedores y dueños de su propio tiempo.
Después del entrenamiento, organizo la casa y preparo mi almuerzo. Y por la tarde, trabajo. Hago reuniones, planifico lanzamientos y cuido de mi negocio digital. Siempre me sentí más productiva por la tarde y al inicio de la noche, así que aprovecho este horario para trabajar como afiliada en el marketing digital.
Yo y el Marketing Digital: ¿cómo llegué hasta aquí como afiliada?
Tal vez al leer sobre mi día a día como afiliada, te estés preguntando cómo comenzó todo, cómo conocí este mundo y cómo es que hoy logro facturar más de 2.000 dólares al mes, trabajando desde casa y preparándome para vivir el momento más hermoso de mi vida: ser mamá.
Por eso, aquí te dejo otro artículo (enlace abajo), donde cuento más detalles de mi historia, los desafíos que enfrenté y cómo pasé de estar desempleada a ser afiliada digital.
Artículo recomendado: Mi historia con el marketing digital: de desempleada a afiliada de productos extranjeros
El inicio del embarazo: un sueño postergado y un descubrimiento inesperado
Para muchas mujeres, el sueño de ser madre es algo inevitable, planeado y muy deseado.
Siendo sincera, siempre tuve curiosidad por saber cómo sería ser mamá, pero si eso no llegaba a pasar, no sentía que fuera a ser algo que me devastara o me llevara a la depresión —al menos, eso pensaba… hasta que quedé embarazada.
Descubrí que estaba embarazada dos semanas antes de embarcarme con mi esposo, mis padres y una pareja de amigos a cumplir un gran sueño: regresar a México, a la ciudad de Veracruz, donde viví durante mi intercambio cuando tenía 17 años. Íbamos a asistir a una boda, y para mí sería la oportunidad perfecta de reencontrarme con personas que marcaron uno de los años más felices de mi vida —y todo eso junto a mi familia.
Pero solo tres días después de descubrir el embarazo, tuve un gran sangrado y me diagnosticaron un desprendimiento del saco gestacional, lo que me obligó a guardar reposo durante el primer trimestre.
Noviembre de 2024 fue una mezcla de emociones que jamás había vivido. Aceptar que había una vida creciendo dentro de mí, sin haberla planeado ni deseado conscientemente, fue impactante. Al mismo tiempo, me preguntaba si aún podría realizar mi sueño del viaje, mientras sentía el miedo constante de que esa vida que recién comenzaba pudiera esfumarse. No sabía si sería niño o niña, pero ya me estaba enamorando de ese pequeño ser.
¿Por qué cuento esto y las dificultades que viví desde el inicio?
Porque pasó tanta cosa, que lo último que tenía era cabeza para trabajar. Estaba tan preocupada, tan angustiada, con tantas idas al hospital, que simplemente no podía concentrarme. Perdí la motivación, la alegría diaria que siempre tuve al trabajar. Además, tuve que dejar abruptamente el medicamento para la ansiedad que tomaba —ya que no era seguro durante el embarazo—, lo que hizo todo más desafiante.
Y aún así, ese mes, sin haber trabajado casi nada, logré facturar 700 dólares. Para algunos puede parecer poco, pero para mí fue un alivio enorme saber que mi operación seguía generando ingresos, que podía pagar mis cuentas y cuidar de mi salud y de mi bebé, sin haber pasado ni un minuto frente al computador.
Ese resultado foi fruto de meses de estudio, estruturação e trabalho. Um negócio que hoje não depende apenas de mim.
Flexibilidad que Vale Oro
Desde el inicio del embarazo, mi cuerpo y mi mente han pasado por muchos cambios. Hubo días en los que me sentía llena de energía, y otros en los que lo único que necesitaba era descansar. Poder trabajar a mi propio ritmo, con horarios flexibles, fue esencial para mantener mi bienestar y, por supuesto, la salud de mi bebé.
A diferencia de un empleo tradicional, donde los horarios rígidos muchas veces no respetan el ritmo de una mujer embarazada, el marketing digital me permitió escuchar mi cuerpo y adaptar mi rutina según lo necesitaba.
Trabajar Desde Donde Quiera (¡Incluso Desde la Cama!)
Tener un negocio digital me dio la libertad de trabajar desde casa —o desde donde yo quisiera. A veces escribiendo contenidos en el sofá, otras veces revisando campañas desde la cama, con las piernas en alto. Todo esto sin perder productividad y, lo más importante, sin descuidar mi salud.
Esa autonomía fue fundamental en los momentos más desafiantes del embarazo, y lo será aún más ahora, con la llegada de María Luisa.
Cercanía con lo que Realmente Importa
Uno de los mayores beneficios que veo hoy es saber que voy a poder estar presente en los primeros meses (¡y años!) de mi hija. Poder acompañar cada logro, cada etapa, estar cerca… y al mismo tiempo seguir generando ingresos y creciendo profesionalmente, es un privilegio que el marketing digital me regaló.
No tengo que elegir entre trabajar o estar con ella. Puedo hacer ambas cosas. 💗
Un Camino Posible para Otras Mamás
Si estás embarazada, eres madre o sueñas con emprender con más libertad, quiero decirte algo: sí, es posible.
No es magia, claro. Requiere estudio, dedicación, paciencia. Pero los resultados llegan. Yo soy prueba de ello. Y sinceramente, ¿vale la pena? ¡Cada segundo!
Hoy, con la pancita creciendo y el corazón lleno de amor y expectativas, miro hacia atrás con gratitud y hacia adelante con emoción. El marketing digital no es solo mi trabajo —es el puente que me conecta con el estilo de vida que siempre soñé: libertad, presencia y propósito.
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